Ser mejor.

Evitar el consumismo.

 
Si las condiciones económicas permiten tener satisfechas las necesidades esenciales tales como casa, comida o salud, es natural pensar en qué se podrá gastar el dinero disponible. Obviamente, cada uno lo hará buscando satisfacción y felicidad.

Parece que muchas personas no se dan cuenta que la acumulación de objetos no los hace realmente felices ya que se tiene la sensación que nada es suficiente. Además, la publicidad se encarga de poner el acento en lo que falta y no en lo que se tiene. Aún cuando se tenga el poder económico para comprar, por ejemplo, el último modelo de teléfono inteligente, al otro día ya se está publicitando otro modelo con más funciones. Y quedará en la mente la idea de comprárselo pronto.

Hay una sensación permanente de carencia lo que no deja disfrutar plenamente lo que se tiene, o al menos, no en el sentido de la felicidad plena o el gozo sereno y permanente. Pocas personas conocen estas sensaciones más estables y profundas. La felicidad tiene muy diversos grados.

Hay más felicidad en hacer algo para adquirir un bien, que el bien mismo obtener: “casas más grandes y autos más rápidos no nos hacen más felices”. Diversas encuestas indican que somos más felices cuando gastamos nuestro dinero en tener experiencias (como viajes, entradas a un espectáculo, cursos de crecimiento personal, cuotas sociales en algún club o cursos de perfeccionamiento) que cuando se gasta en un nuevo objeto como un aparato electrónico.

Las experiencias que señalamos permanecen más tiempo en nosotros. Las podemos reinterpretar, recordar, compartir, relacionar y aumentar nuestro conocimiento y sabiduría. Esto es mucho más placentero y permanente. Además, no tenemos que estar constantemente preocupados que alguien nos las robe.

Puede reflexionar y darse cuenta que al comprar cosas materiales (nuevos zapatos, ropa, accesorios, etc.) tendrá una satisfacción que dura poco tiempo, porque luego nos acostumbramos a ellas. La emoción pasará pronto y por esto se siente la compulsión a adquirir más y más objetos. Se puede prolongar y profundizar la felicidad si en vez de hacer una gran compra lujosa se fraccionan los gastos en pequeñas satisfacciones personales que se experimentan: tomar un curso, ir a un concierto, hacer un pequeño viaje de fin de semana. Incluso, las investigaciones demuestran que se es más feliz con varios viajes cortos que con uno solo largo.

Para ser más feliz es bueno planificar. Si se va a comprar algo, organizar con antelación cómo se hará resulta muy estimulante, ya sea que esto se haga de manera individual o colectiva. Por ejemplo, la familia unida o un grupo de amigos unidos en un propósito y realizando acciones en el tiempo para conseguirlo, disfrutarán el camino para ir hacia la meta. Como decía, el disfrute es mayor que la meta misma. Nos damos cuenta que somos capaces de unirnos en algo, en compartir, en soñar y que tenemos capacidades realizadoras. Esto es muy satisfactorio.
Sergio Valdivia


¿Cómo vivir mejor?
Una de las preocupaciones centrales que debes tener como todo ser humano,  es decidir hacia dónde dirigirás tu vida, cómo te gustaría que fuera tu familia y la sociedad a la que perteneces; moldear el mundo que quieres habitar. Son válidas tus dudas y expectativas, aunque déjame decirte algo, tú debes poner mucho de tu parte, para que las cosas sean como tú las deseas.  
Las personas, las situaciones, los hechos, los ambientes no cambian por arte de magia o con sólo agitar tu dedito, a manera de “varita mágica”. Al contrario, los cambios cuestan muchísimo dolor, sacrificio y decisión. Sólo los osados se atreven a cambiar.

Recuerda amiguit@: Nadie podrá hacer nada para cambiar tu suerte, sólo tú, tienes ese poder…¡Adelante!